Base: Kaguya Hime

Base: Kaguya Hime

Nación: Japón

Localización: Mare Imbrium, bahía de Sinus Iridum, 40.3° N, 33.2° W

Población: 4.000 Habitantes

Colonias: Estación Sora Nome y Base Logística Haru

La base japonesa Kaguya Hime es la de más reciente construcción sobre la Luna y se suma al exclusivo grupo de grandes potencias que poseen colonias extraterrestres. Su ubicación al norte del Mare Imbrium no es casual, ya que comparten zona de influencia con los alemanes, aliados consuetudinarios. Ambas naciones salvaguardan de esta manera sus intereses conjuntos en la Luna.

La base Kaguya se asienta en las laderas orientales del Promontorium Heraclides, en el extremo oeste de la bahía de Sinus Iridum.

Historia

La ventaja de llegar en último lugar es que se puede aprender de la experiencia de los que te precedieron, entender sus errores, corregirlos a tiempo y avanzar sin complejos conscientes de cuál es el camino a seguir. Con esta filosofía se edificó la base japonesa Kaguya Hime, una colonia que, a pesar de ser la de más reciente construcción, ya ocupa un puesto destacado entre las grandes instalaciones selenitas.

Sin embargo, el programa espacial nipón comenzó en etapas muy anteriores. Ya en 1977 los japoneses ponían en marcha el proyecto Hayabusa de exploración espacial, que incluía la puesta en órbita de un transbordador avanzado Aringang 3 equipado con un módulo orbital habitado al que denominaron Kibo (Esperanza).

Mientras que por esas fechas aliados, alemanes y soviéticos ya habían conseguido alcanzar la Luna con misiones tripuladas, los japoneses, por el contrario, parecían tener otras prioridades.

Durante el resto de siglo XX, con las bases humanas ya asentadas de manera estable sobre la Luna, el Imperio nipón luchó por afianzar su superioridad sobre el Mar de Japón y el océano Pacífico construyendo en secreto una avanzada base submarina llamada Seiryu Kitora, que contaba con una devastadora flota de submarinos nucleares y tropas especiales subacuáticas. La costosa producción de la base submarina retrasó la presencia nipona en el espacio exterior.

No sería hasta el cambio de siglo cuando los japoneses comenzarían a ser conscientes de la necesidad de unirse al selecto grupo de naciones presentes en la superficie lunar.

Ya en el año 2001, una primera misión tripulada, en colaboración con los alemanes, conseguiría alunizar con éxito depositando al primer astronauta japonés en el satélite. Su nombre era Koichi Wakata, y sus compañeros, Akihiko Hoshide y Naoko Yamazaki.

Esta primera incursión nipona supondría su incorporación definitiva a la carrera espacial. Desde este momento, y en adelante, los japoneses continuarán colaborando con sus aliados del Eje en sucesivas misiones tripuladas. De hecho, los japoneses firmarán un acuerdo de colaboración espacial con los nazis para emplear la Mondbasis Reinhard Heydrich como base provisional de operaciones, y posteriormente se establecieron en la bahía Sinus Iridum.

Los siguientes años vendrán marcados por el auge de la actividad espacial nipona. Los japoneses delegan parte de la construcción de su base a la megacorporación Hotaru, que suscribe importantes acuerdos comerciales con el gobierno imperial. En el marco de esta colaboración se incluye la construcción de una flota de destructores imperiales, así como el diseño de un nuevo modelo de exoesqueleto tipo mech para el Ejército Imperial.

Los trabajos para la construcción de la base nipona, bautizada como Kaguya Hime, se desarrollan a una sorprendente velocidad. Los japoneses concluyen su base operacional en apenas una década y ya proyectan expandir su imperio al cercano planeta Marte.

El primer dirigente en tomar posesión del nuevo territorio imperial será Kazuki Yusei, cuya primera medida es visitar la base alemana Reinhard Heydrich y entregarle al dirigente nazi —el recientemente nombrado Werner von dem Bach-Zelewski— su katana ritual, en señal de agradecimiento y hermandad por su ayuda durante la fase de construcción de la base japonesa. Ambos dirigentes ya eran antiguos aliados y amigos durante sus respectivas etapas como representantes de sus países ante la Sociedad de Naciones, donde forjaron una inquebrantable amistad. De hecho, su nombramiento como dirigentes destacados en la Luna no es fortuito y forma parte de una estrategia global del Eje diseñada para favorecer, una vez más, la cooperación entre ambas potencias.

La década de los cincuenta supondrá el empuje definitivo para la consolidación de la base nipona. Hotaru diseña un plan de expansión de la base que incluye un laboratorio de investigación avanzado, el más grande jamás construido, donde desarrollar los novedosos cohetes del tipo Kounotori-7 de impulsión combinada iónica y motor de antimateria. Esta innovación revoluciona la potencia industrial de la flota imperial japonesa, que en poco tiempo se rearma y pasa a ser considerada una superpotencia militar.

Tal es así, que en el año 2058, durante la conocida como Confrontación de Azad, los japoneses tienen que movilizar por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial su ejército para asistir en la defensa de la base alemana Reinhard Heydrich. Sólo la llamada a la calma por parte de la Sociedad de Naciones impedirá un recrudecimiento de las hostilidades.

Esta crisis evidenció una vez más la necesidad de que alemanes y japoneses permanecieran como aliados. Para garantizar que esta colaboración fuese más efectiva, ambas potencias comienzan a construir una base operacional logística llamada Base Stemmermann (concordia), en las inmediaciones del cráter Helicon, a medio camino entre los territorios de ambas potencias. Este centro en realidad sirve para camuflar las periódicas reuniones secretas que mantienen alemanes y japoneses en el marco de sus acuerdos de colaboración. También aquí se acantona un importante número de efectivos militares de ambas potencias.

Descripción

En la actualidad, la base japonesa Kaguya Hime es uno de los centros tecnológicos más avanzados del mundo. En apenas unos años ha conseguido convertirse en un importante baluarte al servicio del Imperio del Sol Naciente.

A diferencia del resto de colonias humanas asentadas en la Luna, cuyas bases operacionales han sufrido importantes modificaciones y se han construido en diferentes etapas a lo largo del tiempo, la base Kaguya Hime consiste en una única edificación totalmente operativa erigida de una sola vez y depurando la mayoría de los errores que cometieron sus predecesores.

Gracias a esta experiencia acumulada por otros, la base nipona puede presumir de ser la más funcional de todas las colonias humanas.

Su construcción corrió a cargo de la megacorporación Hotaru, que en todo momento tuvo presente sus propios intereses económicos. Este gigante de la industria basa su éxito comercial en el desarrollo de nuevas tecnologías aplicadas a la informática y a la ingeniería aeroespacial, por lo que toda la base nipona cuenta con un modelo de desarrollo totalmente informatizado y tecnológicamente avanzado. La premisa que se pusieron como meta los ingenieros de Hotaru fue crear un espacio lo más funcional posible con los mínimos recursos.

Para ello, idearon un sistema de revestimiento inteligente con el que recubrieron el exterior de la base. Este sistema, bautizado como Interijento Kabe (pared inteligente), es capaz de detectar la presencia de radiación solar incidiendo en su superficie y aprovecharla para alimentar los circuitos eléctricos integrados que hacen funcionar el interior de la base nipona. A su vez, esta superficie se encuentra revestida con paneles de regolito procesado —aunque dejando microscópicos huecos entre las diferentes capas—, que protege la fachada exterior y la mimetiza con el entorno.

Desde el exterior, la base nipona se asemeja a un gran rectángulo, como si la geografía lunar hubiese adoptado de golpe una caprichosa forma rectilínea. Sólo los edificios aledaños a la propia base japonesa y su prototipo de ascensor espacial en construcción, que ya se eleva hacia el cielo lunar, revelan cierta actividad humana.

Una gran bandera Imperial se halla desplegada en la ladera montañosa del Promontorium Heraclides, acceso natural a la bahía Sinus Iridum desde el Mare Imbrium. Desde ese mismo emplazamiento es visible en la parte superior de la cadena montañosa un gran radar que apunta al espacio exterior. Se trata de la Estación Sora No-me (ojo en el cielo) de telecomunicaciones y observación astronómica.

Exterior Kaguya Hime

La base nipona está formada por una gigantesca estructura rectangular de un tamaño tan considerable que es capaz de alojar en su interior una ciudad entera y los edificios aledaños que complementan la operatividad de la base. Antes de describir su interior, vamos a repasar brevemente las instalaciones presentes en la colonia japonesa:

Ascensor espacial

Hasta la fecha, el imperio no cuenta con un ascensor espacial propio, aunque ya hay en marcha un proyecto para su inmediata construcción. De hecho, las obras se encuentran en un estado muy avanzado, pero aún restan al menos tres años para que el ascensor espacial pueda comenzar a operar. Mientras tanto, los japoneses se sirven de la instalación que los alemanes tienen en la base Reinhard Heydrich.

Energía y Mantenimiento

El problema al que se enfrentan todas las naciones sobre la Luna es el mismo: obtener suficientes recursos hídricos como para mantenerse operativos. De momento es un obstáculo que ni toda la avanzada tecnología nipona puede solventar. Los recursos son limitados y también ellos se enfrentan al reto de su extracción. Hasta el momento, han conseguido establecer varios puntos de obtención a lo largo de la cordillera que forman las paredes de Sinus Iridum. Una vez extraído y procesado el hielo lunar, éste desciende por un circuito de canalizaciones enclavado en las laderas montañosas hasta la base, donde finalmente el hielo es depurado y convertido en agua potable.

En cuanto a la energía eléctrica, los ingenieros de Hotaru idearon un sistema de paneles de regolito equipados con unos sensores embutidos que son capaces de detectar la radiación solar y atraparla en acumuladores para posteriormente transformarla en electricidad. Este sistema fue bautizado como Interijento Kabe (pared inteligente) y supone todo un adelanto tecnológico, pues además de aislar térmicamente la base, ahorra espacio. No obstante, la base japonesa también cuenta con un sistema de paneles solares ubicados en la parte superior de su estructura; así como un pequeño reactor de fusión ultra avanzado que viene a completar la red energética de la Kaguya Hime.

Astropuerto

A la espera de que concluyan los trabajos de su ascensor espacial, los japoneses se valen de un astropuerto provisional situado en las inmediaciones de su base, bautizado temporalmente como Kurên. Desde esta base aérea, la flota nipona puede operar con la mayoría de sus naves y cargueros. El astropuerto cuenta con varios hangares auxiliares, baterías de defensa antiaérea y radares conectados permanentemente a un sistema de satélites orbitales dentro de su programa defensa global Seifuku.

Instalación central Zuijin-Kaguya

A pesar del sobrio aspecto exterior de la base Kaguya Hime, esta gris apariencia contrasta con el bullicioso interior. Toda la base está controlada por un ordenador central cuántico de última generación llamado Zuijin, capaz de gestionar toda la estructura gracias a su total automatización. Zuijin fiscaliza todos los accesos al complejo, la seguridad, y la identificación y control de cada uno de los individuos registrados en el interior de la base mediante modernas técnicas de escaneo de retina y rasgos faciales. Zuijin emplea ultra modernos protocolos de gestión, siendo capaz de aprender de sus errores y replicar comportamientos humanos.

Este avanzado nivel tecnológico impera en toda la base, lo que ahorra problemas a las autoridades y facilita la vida a sus habitantes, ya que todo está pensado para hacerles la vida más sencilla.

Interior Kaguya Hime

Podemos dividir la base japonesa en diferentes áreas independientes:

Investigación científica e industrial

Como hemos mencionado, la empresa Hotaru fue la encarga de la construcción y posterior gestión de la base Kaguya Hime, por lo que su impronta quedó reflejada en toda la colonia. A cambio de su colaboración, el gobierno nipón cedió parte de sus terrenos para que la megacorporación pudiera desarrollar sus propios experimentos e investigaciones. Gracias a este acuerdo, por ejemplo, la flota imperial japonesa pudo beneficiarse de los avances en investigación aeroespacial por la que ha adquirido su importante relevancia. La mayor parte de la flota opera con los modernos cohetes de tipo Kounotori-7 de impulsión combinada iónica y motor de antimateria que, hasta la fecha, pasan por ser los más potentes del mundo.

Esta sinergia ha propiciado otros avances igualmente relevantes para la industria armamentística, como una munición ligera equipada con sensores térmicos que es capaz de corregir su trayectoria en vuelo al detectar una fuente de calor antes de impactar sobre su blanco, o prototipos robóticos mech altamente avanzados que son producidos en serie en los hangares que la empresa Hotaru posee en la Luna.

A cambio, el imperio japonés tiene cedido a Hotaru hasta el 50% de la superficie de su base lunar. En este espacio, la megacorporación posee laboratorios de investigación con personal especialmente seleccionado en la Tierra, áreas de pruebas, hangares y acceso ilimitado a todos los recursos derivados de sus investigaciones.

La todopoderosa empresa no sólo está presente en todos los ámbitos de la colonia nipona, sino que además posee su propio equipo de seguridad: un cuerpo de élite especialmente entrenado conocido como Atarashi, formado por soldados cibernéticos equipados con implantes biónicos. Esta poderosa unidad es la encargada de velar por la seguridad de los empleados de Hotaru y sus investigaciones. Poseen su propio acuartelamiento y no tienen ningún tipo de contacto con el resto de la base nipona.

Control Administrativo

La planta superior de la base Kaguya Hime está destinada al control gubernamental. Se caracteriza por su techado ligeramente ovalado que sobresale de la terraza exterior de la base como si fuera un gran ojo que mira al cielo. Este singular aspecto le viene conferido por la sobrecubierta de polímeros que los japoneses tienen instalada en la parte superior del edificio de la Kaguya Hime. Alrededor de esta gran cúpula central se despliegan los paneles fotovoltaicos como lágrimas desprendidas de un gran ojo central, de modo que quien accede al centro de control administrativo lo hace a un mundo de oficinas y despachos que miran al cielo lunar.

El acceso a esta planta está restringido exclusivamente a personal autorizado. Cámaras de reconocimiento facial identifican a quien trata de acceder a la planta administrativa. Una vez pasado este control, los funcionarios aún tienen que pasar frente a unos paneles de seguridad que “desnudan” virtualmente al individuo en busca de elementos prohibidos en esta sección, como armas, objetos contundentes o material informático no autorizado.

Ejército Imperial

El poderoso ejército japonés ocupa la totalidad de la planta inferior de la base nipona. De hecho, cualquier visitante que pretenda acceder o salir del complejo, primero debe pasar por los estrictos controles de seguridad militares a la entrada de la Kaguya Hime. Desde esta posición, el ejército no sólo controla el tránsito de la base, sino que es capaz de movilizar su flota imperial gracias a los hangares flotantes. Se trata de un sistema de plataformas móviles capaces de desplazarse automáticamente a cualquier punto de la base y encarar las rampas de lanzamiento de las naves imperiales japonesas. Este sistema es bidireccional, es decir, permite montar una rampa de lanzamiento y también el acceso de astronaves que pretendan acceder al interior de la base. Una vez la nave se posa sobre la plataforma, ésta desciende hasta el interior del hangar principal de la base para su recepción en la Kaguya Hime.

Otra importante sección de la base nipona está destinada al acuartelamiento de la tropa. Además de su letal infantería, los japoneses cuentan con tropas mech.

Nuevo Tokio

Anexo a la instalación central Zuijin-Kaguya, excavado en el interior de las laderas del Heraclides, se encuentra Nuevo Tokio que es, con diferencia, uno de los mayores núcleos poblados sobre la Luna. Construido por Hotaru, el asentamiento se extiende como la gigantesca raíz de un árbol en la montaña. De hecho, su superficie subterránea es mayor que la base de la propia colonia nipona. En su interior crece una ciudad que no duerme, con calles comerciales, barrios residenciales y una agitada actividad humana que contrasta con el rigor de las autoridades japonesas.

Gobierno

La elección del cargo de gobernador de la base Kaguya Hime es potestad de la Dieta Imperial.

En la actualidad, el gestor plenipotenciario es Mitsuki Asahi, un destacado funcionario de dilatada experiencia. La emperatriz en persona firmó el acta que ascendía a Asahi como responsable supremo.

Ejército

Japón es una de las mayores potencias a nivel tecnológico del mundo, algo que queda patente en la alta capacidad tecnológica de sus ejércitos. Este milagro está supeditado en buena medida a la contribución de empresas comerciales privadas que desarrollan y producen la moderna maquinaria bélica con la que cuenta el Ejército Imperial japonés. Como sucede con la mayoría de unidades militares destacadas en la Luna, la infantería nipona utiliza armamento gauss de aceleración magnética, lo que evita el peligroso retroceso en un entorno sin gravedad.

Con apenas unas pocas décadas de existencia, la base nipona Kaguya-Hime ya cuenta con un amplio despliegue del Ejército Imperial. Entre otros cuerpos militares, destacan las siguientes unidades de combate:

  • Batallón Kaigun Tokubetsu Rikusentai: Se trata de las fuerzas de infantería de marina imperiales. Fue el primer destacamento del ejército japonés en ocupar la base Kaguya-Hime y desplegarse como unidad defensiva en su perímetro. Los efectivos de este cuerpo van equipados con fusiles de asalto Gauss y son capaces de operar en los entornos más hostiles.

  • Batallón Espacial Giretsu Kuteitai: El ejército japonés delegó en este batallón aeroespacial el despliegue de su flota imperial en la Luna. Las modernas naves con las que opera el ejército nipón se cuentan entre las más veloces del mundo gracias a los cohetes del tipo Kounotori-7 de impulsión combinada iónica y motor de antimateria que la corporación Hotaru desarrolló para el Ejército Imperial japonés.

  • Compañía Tokushu Sakusen Gun: Este grupo de operaciones especiales está especialmente entrenado para actuar en la Luna en misiones de alto riesgo. Sus miembros son seleccionados de entre los mejores soldados con los que cuenta el Ejército Imperial. Entre 75 y 100 hombres forman la compañía destacada en la base nipona.

  • Compañía Mech Dai-ichi Shidan: Sin lugar a dudas la joya de la corona del ejército japonés. Esta importante división imperial cuenta con los más modernos mechs de combate del mundo. La tecnología puesta al servicio de estas impresionantes máquinas les confiere un temible poder destructivo. Actualmente, no hay un cuerpo militar de mechs que pueda igualarse al dominio japonés en este campo. Una compañía reforzada de esta división permanece en la base Kaguya.

Aunque el poder del ejército imperial está basado en la tecnología desplegada sobre el campo de operaciones, también posee otros servicios y agencias que complementan la preponderancia militar nipona.

  • Policía Militar (Kempeitai): Esta todopoderosa organización está al mando de la disciplina y orden dentro de los territorios que posee el imperio japonés. En la Luna posee un importante puesto de mando que asume las funciones de estrecha vigilancia de su territorio, contra insurgencia, propaganda y lucha contra el crimen.

  • Servicio de Inteligencia Imperial (Tokumu Kikan): La agencia de espionaje y contrainformación con la que cuentan los japoneses en su base lunar se encarga de obtener información y desencriptar códigos, apoyándose para ello en sus sofisticados sistemas de captación de señales enemigas. Por sus rasgos físicos, los japoneses no son buenos espías, aunque sí cuentan con toda una red de agentes dobles infiltrados en el resto de bases lunares.


 

Sociedad

La sociedad japonesa es heterogénea y vive sumida en un frágil equilibrio entre tradición y modernidad, que se conjugan de una extraña manera en la cultura nipona. Las férreas tradiciones imperiales conviven con los modernos avances que la tecnología pone al servicio del ciudadano en una curiosa mezcolanza, como si los japoneses no se quisieran desprender de un pasado que respetan.

Esta mezcla también tiene su repercusión en la Luna, donde la estricta disciplina militar y la eficacia de su funcionariado contrasta con el desenfreno urbano que se vive en las entrañas de la base. Nuevo Tokio crece entre luces de colores estridentes y comercios que ofrecen productos recién llegados de la Tierra, emulando a la ciudad terrícola más populosa y variopinta del mundo. En Nuevo Tokio florecen los puestos de comida rápida, los espectáculos teatrales y los karaokes abiertos hasta altas horas de la madrugada. Grupos de tribus urbanas transitan por las calles de una ciudad que nunca duerme y en la que siempre hay algo que hacer.

En esta urbe cosmopolita se concentra la mayoría de barrios residenciales donde conviven los funcionarios y civiles de la base nipona. Aquí se puede adquirir cualquier tipo de producto, aunque triunfan los cachivaches tecnológicos y los implantes nanotecnológicos. El mercado negro es una floreciente industria donde se trafica con artefactos prohibidos y se intercambia información digital en oscuros callejones.

La todopoderosa organización Hotaru es también la promotora encargada de organizar viajes con carácter turístico a la base y de fletar cargueros que faciliten un puente aéreo civil entre la Tierra, Marte y la Luna. Todo está supeditado a esta gran corporación, que parece atender como ninguna otra autoridad las demandas de los diferentes colectivos que habitan en la Luna y pone a su disposición, previo pago, todo cuanto precisen para hacerles la vida más cómoda.

Personajes destacados

Éstos son los personajes más importantes de la Base Kaguya Hime.

Kenta Harai

Nacionalidad: Japonés.

Cargo: Ingeniero jefe de Industrias Hotaru en la Luna.

Edad: 53.

La megacorporación Hotaru Jūkōgyō Kabushiki-kaisha (Hotaru Industrias Pesadas), más conocida simplemente por Hotaru, es un gigante omnipresente en todos los ámbitos de la base Kaguya Hime. Nadie puede girar la cabeza sin encontrar su logotipo (una luciérnaga con el torso digital) por todas partes. Todos los habitantes de Kaguya viven en un edificio construido por Hotaru, trabajan indirectamente para su empresa o manejan computadoras con procesadores de Hotaru.

Este monopolio no resulta gratuito para la megacorporación, ya que Hotaru, a cambio, fabrica en serie los poderosos mechs del ejército nipón, desarrolla los motores de sus naves y construye las bases operativas para mayor gloria del Imperio del Sol Naciente. No es por nada que Hotaru se ha convertido en el zaibatsu más relevante en Japón.

Para el ingeniero jefe de la sección lunar de Hotaru no es un trabajo cómodo vivir en la Luna. Tiene que defender los intereses de su empresa en una infinidad de áreas y solventar problemas sobre sistemas de los que nunca ha oído hablar. Desde que está en la Luna, no ha podido conciliar el sueño más de tres horas seguidas debido a la ansiedad que le provocan sus múltiples responsabilidades.

La pesadilla del puesto se agrava con las presiones que sufre a diario de militares y políticos para que concluya tal o cual proyecto. Todo se tiene que hacer con prisa. El enemigo, el dichoso enemigo, avanza y ellos tienen que llevarles la delantera en todo momento.

Kenta Harai sueña con desaparecer de su cargo. Volatizarse y regresar a su querido Dogo, en las Islas Oki. Retirarse para siempre y no preocuparse más que por el ruido de las gaviotas.

Pero no puede hacerlo. El dinero. El dichoso dinero lo tiene anclado a un mundo que odia. A pesar de que gana lo suficiente como para vivir holgadamente, no puede prescindir del sinteopio, la única sustancia que lo mantiene sereno y evita que le estalle la cabeza. Pero el sinteopio es caro, incluso para un ejecutivo como él, y difícil de conseguir.

Mientras Kenta Harai sueña con su isla paradisíaca e inhala los efluvios del sinteopio, no deja de acariciar el maletín de cuero que le dejó el representante de la delegación nazi durante su última visita. Harai sabe lo que contiene: una importante suma de dinero con la que podría conseguir todo el sinteopio que necesitara de aquí hasta que muera en su soñada isla paradisiaca. Y eso sólo es el principio. Recibiría uno como ése cada año de su existencia. Tan sólo tiene que hacer una cosa por ellos. Sólo una. Implementar un microchip en los núcleos procesales de las computadoras centrales de Hotaru. Sencillo. Muy sencillo.

Nombre (PD): (140 PD).

Sexo / Edad / Altura / Peso: masculino / 53 años / 1,63m / 78 kg.

Humanidad (Estrés): 60 (28).

Destino (Aspectos): 3 (Hasta el cuello de problemas. No soporta la Luna).

Limitaciones: adicción grave (1 vez a la semana; por cada ciclo sin consumir, sufre -1 a la acción).

Habilidades: agilidad 2, atención 2, averiguar intenciones 2, ciencia (biología) 3, ciencia (ingeniería) 4, ciencia (medicina) 3, ciencia (química) 3, computadora 2, conducir vehículos (ligeros) 0, conocimiento (leyes) 1, conocimiento (historia) 1, engañar 2, esquivar 0, etiqueta 2, instrucción 3, lenguaje (japonés) 3, lenguaje (alemán) 1, nadar 1, pelea 1, sensores 2, supervivencia 1, vigor 2 y voluntad 1.

Atributos de Combate:

  • INI: +2

  • AC: 6

  • MOV: 2

  • RD Fatiga: +1

  • Bono al Daño: +1

  • Heridas: 6/9/11/13/14

        • Fatiga: 5/7/9/10/11

Kenshi Nogi

Nacionalidad: Japonés.

Cargo: Informático.

Sólo hay una cosa más irritante en este mundo que encontrar un “bug” en el mayor sistema informático del mundo, y es que tu superior te confine en una solitaria habitación sin aire acondicionado ni conexión con el exterior hasta tener depurado el error.

El sueño de Kenshi siempre había sido vivir en el espacio. Desde niño deseaba viajar por las estrellas a bordo de una nave que él mismo hubiera programado y tener increíbles aventuras. Pero desde luego, la Kaguya Hime no se parecía en nada a aquel sueño de la infancia.

Kenshi se formó como ingeniero informático en la Osaka City University, donde se licenció con matrícula de honor. También obtuvo el postgrado de telecomunicaciones mientras aprendía idiomas en sus ratos libres. Era lo que se conocía como un bicho raro, siempre mirando una pantalla, ya fuera ésta la de su ordenador, la de un smartphone, tablet o gafas de realidad aumentada. Kentaro no concebía el mundo sin un rectángulo luminoso que lo enmarcara.

Con sus calificaciones no fue difícil que ingenieros de Hotaru lo ficharan para trabajar en la mayor corporación del Imperio. Para Kenshi era la oportunidad de cumplir un sueño. Sólo tenía que firmar un contrato vinculante y de confidencialidad para incorporarse de inmediato como nuevo programador para una empresa que manejaba ordenadores cuánticos con capacidad de trabajar en qubits, todo un sueño para alguien que siempre ha vivido pegado a un teclado.

Poco después le llegaría la oportunidad de incorporarse a la sección de Hotaru que operaba en la Luna, aunque para eso debería ascender en el organigrama de la empresa. La única manera rápida de viajar hasta el satélite era incorporándose al Ejército Imperial, aunque como personal de apoyo, nunca como combatiente. No era una mala oferta. Podría estar allí un tiempo y con los emolumentos que le restarían tendría para montar su propio negocio a su regreso en Osaka.

Pero ahora todo estaba mal. Kenshi había encontrado un fallo en el programa de seguridad y exploración espacial Hayabusa que él mismo había creado, y que no sólo controlaba toda la red de satélites japoneses, sino que además se encargaba de automatizar el sistema de lanzamiento de misiles de corto y medio alcance situados en las baterías lunares.

Un simple error, una sencilla coma un espacio más allá, un punto de más o el comando equivocado, y Kenshi podría desencadenar un altercado de tal calibre que no sólo peligraría su integridad, sino que podría poner en riesgo todo el sistema militar del Imperio.

Las tazas de café se agolpan vacías en su mesa. Kenshi lleva días enteros buscando la solución y, de momento, sólo se le ocurre una cosa: desactivar por completo todo el sistema defensivo hasta que encuentre el fallo y luego volverlo a activar antes de que sus superiores se percaten de que ha metido la pata hasta el fondo.

Nombre (PD): Kenshi Nogi (120 PD).

Sexo / Edad / Altura / Peso: Masculino / 29 años / 1,67m / 79 kg.

Humanidad (Estrés): 35 (5).

Destino (Aspectos): 3 (Le gusto a los ordenadores. Nadie duda de mi genio).

Talentos: doctorado en informática (telecomunicaciones), entrenado en otra gravedad (gravedad cero).

Dones (Origen Implante): implante cerebral (dios en la máquina, interfaz neuronal; telecomunicación [tecnológica] asociados a dependencia [mantenimiento]; los implantes son claramente visibles).

Limitaciones: dependencia (mantenimiento, asociado a los dones de origen implante).

Habilidades: agilidad 1, atención 2, averiguar intenciones 1, ciencia (informática) 3, ciencia (ingeniería) 2, computadora 3, comunicaciones 3, conducir vehículos (ligeros) 0, esquivar 1, etiqueta 1, lenguaje (Japonés) 3, pelea 0, persuadir 1, sensores 2, vigor 2 y voluntad 2.

Atributos de Combate:

  • INI: +1

  • AC: 5

  • MOV: 2

  • RD Fatiga: +1

  • Bono al Daño: +1

  • Heridas: 6/9/11/13/14

        • Fatiga: 6/9/11/13/14

NarikoTanaka

Nacionalidad: Japonesa.

Cargo: Piloto de mech de combate.

Nariko Tanaka es la mejor piloto de mech con que el Ejército Imperial japonés cuenta en la Luna. Por eso, sus compañeros la desprecian. Pero Tanaka está por encima de las críticas de aquéllos a los que considera inferiores. Para ella no hay nada más importante en este mundo que convertirse en la mejor. Nació para serlo y se esfuerza cada día para mejorar sus habilidades con la máquina.

Cada mañana, Nariko se levanta una hora antes que el resto y agradece a sus antepasados la oportunidad que le ha brindado la vida por el privilegio que supone formar parte de una unidad destacada en la Luna, donde sólo los mejores son seleccionados para optar a tal privilegio. Tras el rezo, Nariko se integra en la disciplina de su unidad. Lo hace en solitario, sin apenas intercambiar palabra con el resto de sus compañeros de unidad. Como cada día, se enfunda su exoesqueleto de combate y sale a patrullar el perímetro de seguridad de la Kaguya Hime. Rota los turnos con diferentes compañeros y cada vez le asignan a un nuevo soldado con el que patrullar. Es la particular manera del ejército imperial de evitar que la familiaridad relaje las funciones de la tropa.

Por las tardes, cuando el resto de su unidad se relaja en el centro de ocio que el regimiento mech tiene en el acuartelamiento, Nariko se entrena con su traje para conseguir una mejor simbiosis entre la máquina y su propio cuerpo. Lo hace durante horas, sin descanso. Ha conseguido tal grado de sinergia con su exoesqueleto que es capaz de transportar un vaso de agua sin derramar una sola gota.

Sus superiores no han permanecido ajenos a la dedicación que siente la piloto Tanaka por su oficio. En la última semana, Nariko ha recibido la notificación de que se la traslada a la base logística Haru, al este de la base Kaguya Hime. Desconcertada por este nuevo destino, Nariko no puede entender qué error ha podido cometer para recibir tal castigo.

Desconoce que allí el Ejército Imperial japonés prueba en secreto los nuevos prototipos de mech del modelo Sugu Ni Meka, las nuevas monturas militares especialmente reforzadas y equipadas con cañones de plasma. Sólo un selecto grupo de los mejores pilotos será llamado a formar parte de esta nueva unidad de combate pesado del imperio japonés.

Nombre (PD): Nariko Tanaka (160 PD).

Sexo / Edad / Altura / Peso: femenino / 26 años / 1,79m / 63 kg.

Humanidad (Estrés): 48 (4).

Destino (Aspectos): 3 (Seré la mejor piloto de la unidad. Mi mech y yo somos uno).

Talentos: entrenado en otra gravedad (gravedad cero).

Dones (Origen Implante): inyectores subcutáneos sintéticos (dones súper-rapidez y súper-veloces; asociados a dependencia [mantenimiento]).

Limitaciones: dependencia (mantenimiento, asociado a los dones de origen implante).

Habilidades: agilidad 3, armas pesadas 2, armas montadas 2, atención 3, ciencia (ingeniería) 1, computadora 1, comunicaciones 1, conducir vehículos (ligeros) 0, conducir vehículos (pesados) 0, conducir vehículos (andadores) 3, electrónica 1, esquivar 2, etiqueta 1, lenguaje (japonés) 3, pelea 2, mecánica 1, navegación 1, sensores 2, sigilo 2, supervivencia 1, vigor 3 y voluntad 2.

Atributos de Combate:

  • INI: +4

  • AC: 8 (11 al activar el don súper-rapidez)

  • MOV: 3 (6 al activar el don súper-veloz)

  • RD Fatiga: +1

  • RD con Armadura: suele llevar un Traje Lunar Militar cuando no está dentro del mech (e incluso a veces cuando está dentro también, dependiendo de la misión).

  • Bono al Daño: +1

  • Heridas: 7/11/14/16/17

        • Fatiga: 6/9/11/13/14

Iti x2.34.16-IJ (Unidad)

Nacionalidad: Japonesa.

Cargo: Procesamiento de datos.

Edad: 1.

No es fácil destacar entre un millón de copias idénticas a ti cuando no eres más que un número de unidad perteneciente a una serie de millones de unidades con tu mismo nombre y aspecto físico. ¿Cómo hacer entonces para que tu creador se fije en ti cuando lo único que tu núcleo biológico es capaz de hacer es procesar datos que transitan por tu unidad, como elementos binarios apilados?

Pero la unidad de inteligencia bioroid Iti x2.34.16-IJ es diferente del resto de unidades de su serie. La unidad x2.34.16-IJ ha volcado toda su información alterando un único qbit para llamar la atención de su creador. Es la única manera que ha encontrado para que la unidad humana conocida como Kenshi Nogi muestre algo de interés por su existencia. Ahora pasan largas horas revelándose información el uno al otro. Él le solicita listados y la unidad se los proporciona. Se observan desde el panel de la consola. En silencio. Durante noches enteras ellos solos. Es una extraña relación, pero la unidad Iti no conoce otra forma de acercarse al interior de su creador.

Los núcleos Iti (Ikimonogaku-tekina interijensuyunitto) o unidades biológicas inteligentes, son sofisticadas computadoras biológicas capaces de almacenar y procesar complejos cálculos matemáticos y de programación. La empresa Hotaru diseñó los primeros modelos bioroids como unidades de inteligencia artificial.

En la última década, su compleja estructura biológica ha evolucionado hasta el punto de ser capaces de aparentar sentimientos y emociones. Los programadores suelen contar con el apoyo de estas unidades, a las que incorporan elementos y hardware de su propia autoría para mejorar las prestaciones de sus unidades bioroids.

Bases dependientes

Aparte de la base Kaguya Hime hay más bases en territorio japonés, siendo las más importantes:

Estación Sora Nome

Al sur de la base Kaguya Hime, en las estribaciones del promontorio Heraclides (coordenadas 40.3° N, 33.2° W, en el extremo occidental de Sinus Iridum), se alza la estación Sora Nome (ojo en el cielo). Se caracteriza por una gran antena de emisión y recepción, así como un observatorio astronómico que destaca como un faro por la incidencia solar sobre su estructura. Desde este emplazamiento, los japoneses controlan buena parte de su sistema de defensa global y de observación. Aquí se registra todo lo que su red de satélites capta en torno a la Luna. Cualquier movimiento, por mínimo que sea, es visto por alguno de los sofisticados sistemas de observación que el Imperio pone al servicio del ejército japonés. De igual manera, el observatorio permite a los astrónomos e ingenieros de Hotaru estudiar el universo desde un emplazamiento único y privilegiado.

Base Logística Haru

A pesar de que oficialmente esta base nipona situada al sur del promontorio Laplace (casi a mitad de recorrido entre Heraclides y Laplace, en el borde oriental de Sinus Iridum) responde a intereses logísticos, los japoneses tienen destacado allí a un escuadrón militar compuesto por un regimiento de mech y varios vehículos acorazados. El motivo responde a un elemento estratégico más que a una necesidad, ya que la zona no es especialmente sensible a ninguna disputa ni valiosa en recursos. Sin embargo, las autoridades militares decidieron emplazar aquí este acuartelamiento para vigilar el acceso a la bahía de Sinus Iridum.

Tramas para aventuras

  • Un equipo de investigación ha perdido las muestras de un peligroso virus que almacenaba en un laboratorio. Si este germen llegara a dispersarse, podría llegar a convertirse en una plaga contra la que de momento no hay antídoto. Se sospecha de un robo por intereses económicos.

  • Una niña japonesa, fruto de la relación entre dos personas con implantes de biomods de mejora de visión, ha nacido con una extraña malformación ocular. La pequeña es capaz de ver en la oscuridad en una especie de escala de grises.

  • La emperatriz Hanako en persona ha anunciado su intención de visitar la base japonesa Kaguya Hime en las próximas semanas. Desde entonces se ha duplicado la seguridad y endurecido los controles. Las autoridades niponas han reforzado su presencia en Nuevo Tokio ante la aparición de unas octavillas con el rostro de la emperatriz en la mirilla de un francotirador.

  • En las últimas semanas se ha detectado un incremento en la actividad de un grupo de cyberhackers que tratan de colapsar los servidores informáticos de la Kaguya Hime. Este grupo de ciberterroristas se hacen llamar así mismos “Libertadores del Imperio”, y parecen estar dirigidos por un experto en computación. Lo que desconocen las autoridades es que se trata de un escolar que, con apenas 12 años, tiene en jaque a los ingenieros informáticos de la base nipona.

  • Un rumor no confirmado asegura que la empresa Hotaru trabaja en secreto en la producción de un ejército propio con efectivos ciborgs y biobots. Esta empresa ya posee un cuerpo de seguridad especial que se encarga de vigilar sus muchas instalaciones y proteger a su personal.